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Monstruos En La Oscuridad
Rebekah Lewis
Cinco cuentos seductores de deseo paranormal... Cada Halloween, se abre una puerta entre nuestro mundo y Svartalfheim para que los mortales puedan atravesarla. ВїLa trampa? Hay que emparejarse con alguna de las criaturas que allГ viven y son insaciables.
El monstruo bajo la cama. Maddy tiene un secreto inconfesable: hay un monstruo bajo su cama. Por alguna razГіn, siempre la ha seguido de casa en casa, aunque nunca ha permitido que lo vea. Ella ha aprendido a vivir con Г©l, pero algo ha cambiado. Ha puesto sus ojos en ella y su lujuria muy bien podrГa ser su perdiciГіn.
El monstruo en el armario. Cuando la bella Phoebe se va temprano de una fiesta temГЎtica de Halloween sobre cuentos de hadas, se encuentra cara a cara con una bestia escondida en su armario. Aunque ella no puede verle, sabe que estГЎ allГ. Afirma ser el rey de una raza de criaturas que solo existen en los cuentos y su objetivo es llevarla a su reino para procrear.
El monstruo en el sГіtano. Tara no sabe quГ© sucede cuando en varias ocasiones se despierta desnuda en el sГіtano. Para intentar averiguar si es sonГЎmbula o se trata de algГєn otro problema, instala cГЎmaras con la finalidad de estudiar si pedir ayuda profesional —o llamar a la policГa. No obstante, la verdad es mucho mГЎs atractiva de lo que jamГЎs hubiera podido imaginar.
El monstruo en el ático. Cuando Ayla Swan descubre una roca misteriosa en el ático, comienzan a suceder cosas extrañas. Al principio percibe que alguien —o algo— la acompaña en casa por las noches. Luego se presenta un hombre misterio en su puerta a hacerle todo tipo de preguntas insólitas. Pero cuando llega a... conocerle, ya nada volverá a ser lo mismo.
El monstruo en el espejo. Todo acaba. Brynjar de los Dökkálfar es el asesino del Rey Eerikki. Cuando un elfo desterrado ha tenido una relación prohibida este es enviado para hacerse cargo del problema. Tal y como ha querido el destino, los Ljósáfar también se han dado cuenta... y la evolución tiene una manera curiosa de darse a conocer.
Monstruos en la oscuridad
ГЌndice
I: EL MONSTRUO BAJO LA CAMA (#u5fac73f4-7e20-5fbc-a53f-1df5dea69712)
CapГtulo 1 (#u956ed54a-454a-5a47-9c70-a71e4c76a36a)
CapГtulo 2 (#u26d49091-7265-52b2-904a-72b85a1225b3)
CapГtulo 3 (#u6a1effbf-1df3-5e01-a190-0077336ddfa4)
CapГtulo 4 (#u421575aa-e3c9-5d51-b18b-4a13ea0a6d0e)
II: EL MONSTRUO EN EL ARMARIO (#ufe7eb2bd-5551-5029-87ce-88715dfd581d)
CapГtulo 1 (#u5867ff67-c7b0-50a1-ab33-937572675d8d)
CapГtulo 2 (#u9c3f3eba-dd0a-5e12-b288-01afd9e14286)
CapГtulo 3 (#u8ed75c2a-e75f-5623-959b-a7a663aff095)
CapГtulo 4 (#u739f9713-843f-506e-8ebe-a232c8cb5923)
III: EL MONSTRUO EN EL SГ“TANO (#u56e76fab-4cc0-5297-b8f9-ceea63f01888)
CapГtulo 1 (#u3644cae6-9719-5f07-a332-96b570c72f88)
CapГtulo 2 (#uede29526-30ad-58ba-9c96-d4fdf1a7898c)
CapГtulo 3 (#uadc07067-9cea-5155-999d-8e9865fd5dad)
CapГtulo 4 (#ucee8bbd9-2c92-5f0a-ad21-981169e77244)
CapГtulo 5 (#ua36c7aae-91ed-507c-9af3-0de43815b61f)
IV: EL MONSTRUO EN EL ГЃTICO (#u5d8f0803-79aa-578f-9eff-f6a79a8663a2)
CapГtulo 1 (#u1ac45391-fe1c-5b4c-9e03-7b443d05eb21)
CapГtulo 2 (#u9ee42b4f-8f49-5186-b97e-0712c1663179)
CapГtulo 3 (#udd58a1cc-f5a7-5a65-8b22-dcec3d8b5a9b)
CapГtulo 4 (#u35c5a29d-34b5-54f1-97d9-27f5d7ca64f7)
CapГtulo 5 (#u6d4221c1-3f84-5cdc-bfcb-054f775ce967)
CapГtulo 6 (#u3acfaa66-fa54-57d9-90a0-f5cfa089aaeb)
V: EL MONSTRUO EN EL ESPEJO (#u283dc5e5-991f-5b40-9ae4-f0d36e6b5825)
CapГtulo 1 (#u96cba72b-9698-5788-b2ae-267d150a5cba)
CapГtulo 2 (#uac26fc68-7484-519f-8eda-fb46a084d2c2)
CapГtulo 3 (#u86270ade-bd1b-515c-b771-61239f757178)
CapГtulo 4 (#u9dd37210-7674-572b-9345-b4b83bcaf19b)
CapГtulo 5 (#u39fe6c9b-21f6-5fb0-8ead-bdca4044ce8d)
Sobre la autora (#u5d4dfcb8-a41f-5782-a926-2bca07c118c3)
Esta es una obra de ficciГіn. Los nombres, los personajes, las actividades comerciales, los sucesos e incidentes relatados son fruto de la imaginaciГіn de la autora o estГЎn usados de manera ficticia. Cualquier parecido con personas (vivas o muertas) o hechos reales son pura coincidencia.
Copyright В© 2019 por Rebekah Lewis
Todos los derechos reservados.
Esta publicaciГіn no puede ser reproducida en su totalidad o en parte en ninguna forma sin el consentimiento expreso y por escrito de la autora a excepciГіn de aquellos casos en los que se cite brevemente en una reseГ±a.
Impreso en los Estados Unidos de AmГ©rica
www.Rebekah-Lewis.com
Creado con Vellum (http://tryvellum.com/created)
Dedicado a todo aquello que nos asusta en la noche y nos intriga.
VOLUMEN I
EL
MONSTRUO
BAJO LA
CAMA
CapГtulo 1
ВїCГіmo podrГamos definir el tГ©rmino В«monstruoВ»? Se trata de un sustantivo con varias acepciones, pero la connotaciГіn es siempre la misma: negativa. Es una palabra que se utiliza para describir lo mГЎs depravado de la humanidad. Mucho mГЎs que eso, la literatura y el cine se han encargado de describir al monstruo como a una criatura que no pertenece al mundo civilizado. Debe ser, por tanto, feo, violento o antinatural —los hay bellos, aunque son demasiado diferentes para ser aceptados. De cualquier forma, todo monstruo es sinГіnimo de miedo asГ que su propГіsito es siempre el de asustar.
ВїO acaso me equivoco? Los monstruos pueden ser malinterpretados o falsamente etiquetados. Si a cualquier ser poco corriente se le puede denominar monstruo, con lo que pasarГa a convertirse en algo normal, Вїpuede seguir llevando esa etiqueta?
Maddy guardГі los cambios antes de apagar y cerrar su portГЎtil. Luego, se quedГі mirando fijamente a la superficie plateada del dispositivo. Le habГan pedido que escribiera un especial para la ediciГіn de Halloween que se publicarГa en La gaceta de Espectro. Naturalmente que en un lugar llamado Espectro, la celebraciГіn de Halloween supone una gran expectaciГіn. No obstante, siendo la encargada de la columna de consejos, Madison Wright no disfrutaba especialmente escribiendo sobre fantasmas y monstruos. Sobre todo, desde que descubriera uno bajo su cama.
CerrГі los ojos y sintiГі vergГјenza. El mero hecho de pensarlo la hacГa parecer ridГcula, pero ВїquГ© otra explicaciГіn podГa haber? Desde que iba a la universidad habГa estado escuchando ruidos debajo de su cama por las noches. Cuando aГєn vivГa con sus padres podrГa haber asegurado que se trataba del gato. DespuГ©s, cuando se mudГі, achacaba esos ruidos a sus vecinos del piso de abajo. Hoy en dГa, en su apartamento alquilado en un vecindario tranquilo de un barrio de Nueva Inglaterra no tenГa a nadie a quien culpar.
Exterminadores habГan buscado, sin Г©xito, la presencia de ratas, serpientes y cualquier otra plaga. Fontaneros y electricistas tampoco habГan sido capaces de encontrar una explicaciГіn a los ruidos. Por tanto, una de dos: o eran imaginaciones suyas, lo cual es lo que ella esperaba que fuera; o se habГa instalado bajo su cama un monstruo que la llevaba siguiendo mГЎs de diez aГ±os. Justo a partir de su decimotercer cumpleaГ±os la habГa visitado casi todas las noches. Maddy nunca hubiera imaginado que su vida a los 30 consistirГa en evitar continuamente que sus manos y sus pies se salieran por fuera de la cama de matrimonio. Por no decir que tampoco podГa invitar a ningГєn hombre a pasar la noche en casa. ВїCГіmo iba a explicar que jamГЎs podrГa dormir con alguien porque el hombre del saco, envuelto en sГЎbanas, la cogerГa del tobillo si no ocupaba el centro de la cama? El monstruo nunca la habГa tocado, al menos ella no habГa sido consciente de ello, y le gustarГa que asГ siguiera siendo.
Condenada a una vida en soledad, solГa romper con sus parejas en cuanto surgГa el tema de dormir juntos. TenГa un mГЎster en asustar a los hombres con multitud de excusas. Era, cuanto menos irГіnico, que se encargara de asesorar a la gente sobre relaciones en pareja cuando ella actuaba de una forma tan demencial.
Maddy se quejГі cuando el reloj de pared dio las doce. Si continuaba despierta, no lograrГa despertarse a tiempo para ir a trabajar. Cada noche posponГa la hora de irse a la cama, evitaba a toda costa el dormitorio. Esa cosa, fuera lo que fuera, la seguГa de casa en casa. No lograba deshacerse de ella.
ColocГі el portГЎtil en la encimera de la cocina, lo puso cargar y se asegurГі de que la puerta principal estaba cerrada con llave. Luego, cogiГі el mando a distancia de las luces de la casa. Le habГa costado lo suyo la instalaciГіn, pero valГa la pena poder encender la luz de las habitaciones antes de entrar en ellas o apagarlas una vez habГa salido. Se metiГі en la cama a toda prisa y apagГі todo excepto la hilera de luces navideГ±as que adornaba el tocador e iluminaba el dormitorio con un suave resplandor.
Tengo treinta aГ±os y sigo necesitando dejar una luz encendida por las noches, murmurГі mientras se metГa debajo de las sГЎbanas. Es ridГculo
De algГєn modo, la tensiГіn que le esperaba al dГa siguiente la empujГі a dormirse. Apurar la hora del sueГ±o hasta que apareciera la fatiga la ayudaba a asegurarse de que dormirГa de un tirГіn toda la noche. No obstante, a los monstruos no les gusta pasar desapercibidos...
El fresco aire otoГ±al hacГa que el aire acondicionado sobrara. Sin embargo, por alguna extraГ±a razГіn, en la habitaciГіn hacГa mГЎs frГo de lo normal. Se removiГі en la cama buscando a tientas, con los ojos aГєn cerrados, las mantas, que no pudo encontrar. Este hecho le hizo recobrar la conciencia. Maddy habГa debido de sacarlas literalmente a patadas de la cama. La segunda cosa que le llamГі la atenciГіn fue la falta de luz.
El miedo la invadiГі y a punto estuvo de ponerse a llorar. Su dormitorio estaba envuelto en oscuridad y las mantas se encontraban tiradas en el suelo. TenГa dos opciones: pasar frГo toda la noche o enfrentarse cara a cara con el miedo.
Los monstruos no existen. No son reales. No hay nada debajo de la cama.
Con cuidado deslizГі una mano debajo de la almohada, buscando el mando a distancia de la luz. Pero, ВїdГіnde estaba?
—Maddy —el sonido se expandió a través del silencio como si de un trueno se tratara.
Su corazГіn empezГі a latir aceleradamente y los ojos se le abrieron de golpe. ВЎNunca hubiera imaginado que alguien la llamara por su nombre!
Justo allГ, a los pies de su cama habГa una figura en penumbra, mГЎs oscura que la oscuridad que la inundaba, flotando en el aire. Pudo distinguirla a pesar de la falta de luz en la estancia.
—Por favor, no me hagas daГ±o —tenГa los ojos anegados en lГЎgrimas. El miedo siempre hacГa que se le llenasen los ojos de lГЎgrimas. El monstruo nunca se habГa dejado ver. ВїPor quГ© ahora? ВїQuГ© es lo que querГa?
No dijo una palabra. De repente se tirГі al suelo, y se alejГі de su vista. Ella lo escuchГі moverse bajo la cama, deslizarse, arrastrarse, y entonces, la hilera de luces volviГі a encenderse como si nada hubiese ocurrido.
CapГtulo 2
Tras bajarse de un salto de la cama, cerrar dando un portazo el dormitorio, dejar todas las luces de la casa encendidas e intentar dormir en el sofГЎ sin conseguirlo, Maddy hizo algo que se habГa reservado para cuando la situaciГіn la superara: llamГі al trabajo para decir que no iba. El mero hecho de pensar en cumplir con plazos de entrega y asistir a reuniones se le hacГa insoportable, pero tampoco podГa quedarse en casa todo el dГa. AsГ que cogiГі el portГЎtil y la cartera y se dirigiГі a la cafeterГa del pueblo en busca de una dosis de cafeГna y respuestas.
Un aГ±o despuГ©s de haber notado la presencia del monstruo por primera vez habГa ido a hablar con el orientador de la universidad. TambiГ©n habГa asistido a terapia cuando el orientador no tuvo mГЎs remedio que comunicГЎrselo a sus padres. El terapeuta tratГі de buscar una razГіn a toda costa, empezando por el acoso hasta terminar con algГєn problema de tipo familiar que necesitara atenciГіn. Pero nada de eso era cierto. Ella habГa gozado de una buena vida familiar. Sus padres no estaban divorciados, no tenГa hermanos y no habГa sufrido abusos. ВїFalta de atenciГіn? ВїPor quГ©? A ella le gustaba estar sola. Entonces habГa fingido que el monstruo habГa desaparecido, con lo que el terapeuta considerГі que ya habГa superado su problema. Pero, en verdad, no era asГ. Si habГa sufrido un colapso mental, ВїquГ© habГa cambiado entonces?
Maddy aparcГі el coche y se quedГі agarrada al volante con fuerza. ВїY si estuviera loca de verdad? No encontrГі a nadie bajo la cama cuando la revisГі por la maГ±ana a la luz del dГa, pero es que nunca antes hubo nadie, aunque encendiera la luz despuГ©s de haber escuchado el sonido de algГєn movimiento. Nadie habГa salido del dormitorio mientras estuvo tumbada en el sofГЎ que estГЎ cerca de la puerta. Las mantas y el mando a distancia de las luces estaban en el suelo cuando se vistiГі al amanecer. Y las ventanas se encontraban bien cerradas.
Lo cierto es que el monstruo llevaba mГЎs de una dГ©cada asustГЎndola. Nunca habГa intentado comunicarse con ella, pero Maddy lo habГa escuchando susurrar su nombre en la oscuridad antes de verlo (otro nuevo detalle). En ocasiones se habГa percatado de una sombra por el rabillo del ojo, pero jamГЎs se habГa dejado ver tan claramente. Algo habГa cambiado y se habГa propuesto averiguar el quГ© antes de regresar a casa.
CogiГі sus cosas, cerrГі el coche y entrГі en la cafeterГa. Se sintiГі aliviada al ver que no habГa cola. Con su doble expreso con leche en mano, encontrГі una mesa acogedora en un rincГіn apartado, fuera del alcance de la vista de la gente. Nadie hubiera podido ponerse a leer por encima de su hombro y encima habГa un enchufe cerca de la silla.
Cinco minutos despuГ©s, Maddy abriГі la pГЎgina del buscador y se quedГі mirando fijamente al cursor parpadeando en el cuadro de texto.
—Esto no tiene sentido —murmurГі. ВїQuГ© esperaba encontrar? Estas cosas solo pasan en las pelГculas o en los libros, no en la vida real.
Debo intentarlo.
RefunfuГ±Гі mientras tecleaba: Monstruo bajo la cama se revela.
Miles de entradas que se ajustaban a la bГєsqueda saltaron en la pantalla de su ordenador y volviГі a refunfuГ±ar. Fue descartando los primeros resultados por tratarse de listados de pelГculas y enlaces a libros de terror e historias para niГ±os. A partir de la cuarta pГЎgina dejГі de buscar y se quedГі mirando con cara de tonta a la pantalla.
Monstruos en la oscuridad. QuГ© sucede cuando siguen acompaГ±ГЎndote en tu etapa de adulto sin visos de que vayan a marcharse. QuizГЎ no te guste la explicaciГіn.
Resoplando, pinchГі dos veces en el enlace y le dio un sorbo a su cafГ©. En realidad, el asunto no podГa ir a peor.
Maddy se atragantГі con la bebida a medida que su mente se fue adentrando en las palabras que aparecГan ante sus ojos. QuizГЎ se habГa adelantado al pulsar en el enlace pues se trataba claramente de una obra de ficciГіn.
Se cree que los DГ¶kkГЎlfar, elfos oscuros en nГіrdico antiguo, habitan en uno de los nueve reinos mГticos conectados por Yggdrasi, el ГЎrbol de la vida. El reino de los elfos oscuros se llama Svartalfheim, y la Гєnica luz que allГ hay proviene del brillo de los cristales de sus cavernas. Con la ausencia del sol, el cielo es tan negro que la piel de los elfos oscuros ha perdido todo su color a lo largo de los siglos, haciendo que se confundan con sombras cuando abandonan su reino para visitar otros mundos. Como la luz exterior quema la piel de los habitantes de Svartalfheim, estos entran en nuestro mundo a travГ©s de lugares en donde ellos saben que la luz no puede llegar. Si alguna vez has pensado que hay un monstruo en tu armario, bajo la cama o en cualquier otro lugar de tu casa, posiblemente se trate de un elfo oscuro deslizГЎndose sigilosamente; deambulando por Midgard (el reino de los humanos) en la oscuridad.
SГ, claro... elfos diminutos que viven bajo mi cama. ВїConstruirГЎn tambiГ©n juguetes para PapГЎ Noel? No tenГa sentido. ВїNo se supone que con la falta de luz solar su piel serГa blanca como la leche y no negra como el carbГіn? Maddy siguiГі avanzando por la pantalla, pasando de largo imГЎgenes de figuras misteriosas de orejas puntiagudas. Algunos hasta tenГan cuernos o antenas.
Los elfos oscuros son altos. Son criaturas ГЎgiles que, al igual que sus primos, los elfos de la luz o LjГіsГЎlfar de Alfheim, no suelen molestar a los humanos. Les divierte observarlos o jugar con ellos. Cuenta la leyenda que los elfos oscuros han evolucionado a favor de la especie masculina, por lo que, debido a la escasez de fГ©minas con las que procrear, a menudo secuestran a mujeres humanas con las que aparearse y reproducirse en su hogar, Svartalfheim.
Maddy se carcajeГі. Algunos clientes la miraron y ella se aclarГі la garganta, volviendo la vista rГЎpidamente hacia la pantalla. No habГa mГЎs informaciГіn, solo un formulario para hacer preguntas o comentarios.
Esto no puede ser cierto, pero de todas formas pulsГі en el enlace del formulario. Tras cumplimentar sus datos, dejГі un breve mensaje: ВїSe trata de una broma? He entrado en esta pГЎgina pensando que podrГa encontrar la soluciГіn a un problema, pero en su lugar, lo que descubro es una sarta de tonterГas sobre los elfos. AdemГЎs, Вїde dГіnde han sacado ustedes todos esos detalles?
Maddy apagГі el portГЎtil. Ya habГa leГdo suficientes estupideces por hoy. Elfos.
CapГtulo 3
Una vez hubo abandonado la cafeterГa, Maddy decidiГі que necesitaba ejercer control sobre algo, por lo que fue a la peluquerГa a arreglarse el pelo. Sin pensarlo dos veces, optГі por darse un tinte de color rosa. ВїPor quГ© no? Nada a su alrededor tenГa sentido y ella siempre habГa querido tener el pelo de color rosa, asГ que eso fue lo que hizo. Durante un par de horas dejГі de pensar en monstruos, elfos y sombras en la oscuridad.
Ya de vuelta en casa, se puso a mirar la puesta de sol a travГ©s de la ventana a la vez que echaba un vistazo a un correo nuevo que habГa recibido en su portГЎtil. Re: Su comentario sobre В«Monstruos en la oscuridadВ».
De haber sabido Maddy que lo mejor para ella hubiera sido borrarlo, lo habrГa hecho. DespuГ©s habrГa apagado el portГЎtil y se hubiera ido a la cama temprano para volver al trabajo a la maГ±ana siguiente. Sin embargo, era una mujer adulta, aunque necesitara tener todas las luces de la casa encendidas porque habГa un monstruo debajo de su cama. AsГ que se debГa a sГ misma descubrir si existГa alguna posibilidad o, al menos, tener la esperanza de encontrar una soluciГіn a ese tema. AbriГі el mensaje antes de que pudiera convencerse a sГ misma de que no debГa hacerlo.
Hola Maddy. Gracias por haberte puesto en contacto conmigo. Te puedo asegurar que no se trata de ninguna broma. SГ© todos estos detalles porque yo misma conocГ a un elfo oscuro y rechacГ© su oferta. QuizГЎ no me haya expresado bien en el artГculo. Por cierto, Вїhay algГєn elfo interesado en ti? EstarГ© disponible todo el dГa si necesitas hablar de ello.
El correo no estaba firmado. Quienquiera que fuera esa persona, no querГa hacer pГєblica su identidad. Como no tenГa nada que perder, le contГі brevemente su problema con el monstruo y el encuentro de la noche anterior.
Le dio al botГіn de enviar y se levantГі a preparar un sГЎndwich de pavo. Maddy comiГі de pie en la cocina, sin quitarle ojo al ordenador, que habГa dejado en una mesa al otro lado de la habitaciГіn. Al escuchar la seГ±al de un nuevo correo entrante, fue corriendo hacia el portГЎtil y abriГі rГЎpidamente la respuesta.
Debe de estar realmente interesado en ti. Por lo general, ellos contactan con los humanos cuando estos empiezan a hacerles preguntas o a molestarlos... Si no quieres tener nada con Г©l, dile que no estГЎs interesada. Puede que nunca se vaya, pero se volverГЎ menos agresivo y dejarГЎ de intentar que le prestes atenciГіn, como pasГі anoche. Son muy particulares cuando se trata de la felicidad de sus parejas. Aparentemente es bastante difГcil que una humana pueda llevar a tГ©rmino el embarazo de un elfo oscuro. La insatisfacciГіn puede ser peligrosa. Si, por el contrario, estuvieras interesada, sedГєcelo. LlГ©vatelo a la cama. Y no te preocupes, no te puedes quedar embarazada sin haber pasado por los ritos sagrados en Svartalfheim. Hasta que decidas abandonar Midgard, se tratarГЎ solamente de sexo placentero.
La boca de Maddy se abriГі de par en par. HabГa pasado de preocuparse por la existencia de un monstruo espeluznante debajo de su cama a la posibilidad de que este fuera un monstruo sexual que podrГa estar loco por ella. Se rio a carcajadas, esta vez no habГa nadie que pudiera escucharla, asГ que continuГі riГ©ndose mientras iba apagando el ordenador. No tenГa por quГ© seguir respondiendo a una tarada que claramente vivГa en un mundo de fantasГa. Ahora que Maddy habГa apartado todas esas tonterГas de su vista, era el momento de dejar de pensar y seguir adelante.
Pero Maddy no pudo quitarse de la cabeza lo que habГa leГdo.
Las luces del dormitorio estaban encendidas, el mando a distancia temblaba ligeramente entre sus manos y las sГЎbanas le cubrГan mГЎs arriba de la barbilla. No se habГa molestado en arreglar las mantas y el edredГіn antes de acostarse, ya que no querГa pasar mucho tiempo de pie junto a la cama despuГ©s de lo que habГa pasado la noche anterior. El edredГіn estaba ladeado y arrastraba por el suelo, pero no le importaba. Se sentГa segura con la luz encendida porque de esta manera el elfo oscuro, si eso es lo que era aquella cosa, no podrГa atraparla. Mientras miraba al techo, se dio cuenta de que no habГa tenido sexo desde hacГa meses, quizГЎ un aГ±o...
No. CalculГі mentalmente. Hace mГЎs de un aГ±o.
La idea de mantener relaciones con un extraГ±o siempre le habГa fascinado a pesar de no ser el tipo de persona que pudiera hacerlo. Sus fantasГas sexuales solГan ser de ese estilo —curioso si se tiene en cuenta que se trata de algo que una persona no deberГa hacer nunca. No obstante, si la chica de la pГЎgina web estaba en lo cierto, Maddy podrГa convertir en realidad su sueГ±o. Una vez hubieran consumado, se desharГa del elfo oscuro y nadie tendrГa por quГ© enterarse jamГЎs.
Seguro que no es tan fГЎcil. Debe de haber alguna pega.
ВїDe veras se lo estaba planteando? A pesar de todo, Maddy se moviГі bajo las mantas y sintiГі la humedad que mojaba su entrepierna. Nunca se masturbaba en la cama, por la paranoia de que lo que estuviera bajo la cama pudiera escucharla, pero si no apartaba de su cabeza lo que estaba pensando podrГa caer en la tentaciГіn. EchГі un vistazo al reloj de la mesilla de noche. Eran las dos de la madrugada. ВїCГіmo es que aГєn seguГa despierta?
Algo se moviГі bajo la cama. Reptaba con sigilo. Luego se hizo el silencio. Se le formГі un nudo en la garganta. EstГЎ ahГ. La humedad que habГa entre sus piernas se volviГі mГЎs patente. Esto hizo que Maddy se sintiera molesta a la vez que excitada. Si se tocaba, el monstruo la escucharГa. Lo sabrГa. Las luces estaban encendidas, lo cual querГa decir que este no podrГa salir a por ella.
Si lo que habГa leГdo antes era cierto, podrГa meterlo en su cama con solo apagar la luz y pedГrselo. El problema es que sonaba ridГculo y la hacГa parecer estГєpida, un ser inocente. Sin embargo, lo cierto es que habГa algo debajo de su cama. ВїPor quГ© no podrГa ser un elfo oscuro?
Sus labios se curvaron en una sonrisa. Si se tocaba mientras le hablaba y este no abandonaba la oscuridad reinante bajo la cama, entonces comprobarГa que, en realidad, se trataba de un elfo oscuro.
EstirГі las piernas y dejГі a un lado el mando a distancia. DeslizГі las manos por debajo de la banda elГЎstica del pantalГіn de su pijama y de sus braguitas. Se mordiГі el labio notando una fricciГіn placentera y cerrГі los ojos. Inmersa en esa sensaciГіn, casi se olvidГі de que habГa algo arrastrГЎndose bajo la cama y se quedГі inmГіvil. El monstruo parecГa... inquieto.
No debГa hablar con Г©l. En realidad, no deberГa hacerlo.
—Sé que estás ahà abajo.
Los movimientos se detuvieron con el sonido de su voz.
—Es muy grosero interrumpir a una chica que se está toqueteando —casi se rio de lo absurdo de la situación—. Estoy segura de que tienes alguna excusa para hacerlo.
No esperГі respuesta. En su lugar, comenzГі a centrarse en movimientos que le proporcionaban placer. Entonces, un timbre de voz masculina, con un acento caprichoso que no pudo reconocer, volviГі a paralizarla.
—MГЎs grosero aГєn es burlarte de mГ. Te escucho suspirar. Puedo oler tu excitaciГіn. Apaga la luz e invГtame a salir para poder ayudarte —se sentГa demasiado aturdida para contestar. Entonces Г©l aГ±adiГі: —si te atreves.
Su corazГіn palpitaba.
—¿Sabes hablar? —¿por quГ© no lo habГa hecho antes entonces? Durante todos estos aГ±os habГa estado en silencio, asГ que tenГa que existir algo mГЎs que la razГіn de querer poseerla. Nadie espera mГЎs de diez aГ±os sin un propГіsito.
—¿Me creГas un ser primitivo? —rio el monstruo—. Supongo que es normal que lo pienses. Cuando pueda ponerte las manos encima, entonces sГ que mi comportamiento serГЎ bastante salvaje.
Un escalofrГo recorriГі su cuerpo y no pudo contenerse la aclaraciГіn.
—Me refiero a que sabes hablar inglés.
—Mi madre es humana y me enseñó su idioma —hizo una pausa para continuar diciendo, con voz profunda: —¿vas a seguir martirizándome? Apaga la luz.
La rebeldГa se apoderГі de Г©l. No podrГa tocarla mientras la luz estuviera encendida. Ella no deberГa de tenerle miedo. El deseo que sentГa por ella hacГa que su excitaciГіn fuera en aumento.
—No lo haré. ¿Por quién me tomas? ¿Crees que soy el tipo de persona que mete en su cama a extraños que aparecen bajo ella?
Ese ser gruГ±Гі de una forma tan poco humana que a punto estuvo de dar un salto de la cama para escapar del dormitorio. Pero no estaba segura de que esa cosa no pudiera agarrarla del tobillo en caso de que intentara llevarlo a cabo. Entonces, el monstruo dijo con suavidad:
—Yo sé que sabes quién soy. Siento mucho haberte asustado anoche.
Una vez hubo dicho esto, Maddy se sentГі en la cama.
—¿A quГ© te refieres exactamente? —¿Acaso Г©l mismo habГa tenido algo que ver con la pГЎgina web que habГa encontrado?
—Svartalfheim es un mundo mágico, no solo hay oscuridad. Me aseguré de que encontraras la información que buscabas —hizo una pausa—. Te repito que mi madre es humana. Nos hemos adaptado a los tiempos tanto como lo habéis podido hacer vosotros.
SacudiГі la cabeza sin poder dar crГ©dito a lo que estaba escuchando.
—¿Has hackeado internet desde tu mundo? ¿Es que entonces no te hace daño la luz que emiten los ordenadores? —por no decir que la conexión será una auténtica mierda.
—No me afecta la luz si estГЎ creada a partir de cristales existentes en mi reino. Puede que Svartalfheim sea la tierra de la noche eterna, pero tambiГ©n tiene su encanto y otras maravillas. Yo podrГa mostrГЎrtelas... ВїQuieres?
CerrГі los ojos y se metiГі bajo las sГЎbanas. Estaba tratando de ganarse su confianza para que lo acompaГ±ase. ВЎExtraГ±o peligroso!
—SabГas cuГЎl serГa mi reacciГіn.
Tras una larga pausa, el monstruo comentГі.
—Es lo que esperaba. Te dije que podrГas deshacerte de mà —volviГі a hacer una pausa antes de continuar—. Has dejado de tocarte.
ВїEn serio que lo habГa notado?
—Me aburrГ de hacerlo —el elfo oscuro lo tenГa todo planeado. Primero la habГa asustado y luego habГa hecho que encontrara la informaciГіn que Г©l querГa... ВїPero por quГ©? ВїNo podrГa haber iniciado antes una conversaciГіn con ella? ВїNo hubiera sido eso lo mejor para Г©l, en lugar de haber estado al acecho ahГ abajo?
—Mientes. Tienes más ganas que antes. Quieres meterme en tu cama. El solo hecho de pensarlo hace que me desees con más fuerza.
—Eso no es cierto —en realidad el monstruo tenГa razГіn, pero era todo tan surrealista que no alcanzaba a entenderlo.
—Maddison Wright, apaga la luz —dijo con una autoridad que a punto estuvo de hacerla sucumbir, hasta que cayó en la cuenta del control que intentaba ejercer sobre ella. Diablos, aún no se fiaba de él ni usando su nombre completo.
—Nunca voy a apagarla.
—Asà que quieres jugar. Perfecto. Tengo paciencia. He esperado durante años a que maduraras y justo ahora tu aroma me dice que estás lista para aparearte.
—¿Por eso no has intentado hablar conmigo o tocarme antes?
—Cuando te encontrГ©, aГєn no estabas preparada para mГ, asГ que tuve que satisfacerme en otros lugares. Tu momento ha llegado y con Г©l termina mi paciencia —replicГі.
A punto estuvo Maddy de burlarse del monstruo cuando la cama volcГі cerca de la pared, dejando un tramo de sombra en una de las esquinas, lejos de cualquier tipo de iluminaciГіn.
—Pero qué...
—Uno de los Dökkálfar ha mordido tu anzuelo esta noche.
El colchГіn y las mantas se movieron. A continuaciГіn, unos pliegues en la manta dieron forma a dos brazos. El monstruo estaba gateando hacia la cama con el edredГіn echado por encima. HabГa colocado la cama de forma que llegara menos luz cerca del suelo y el edredГіn habГa estado tocando el suelo por un lateral. Seguramente asГ es como habrГa apagado la hilera de luces la noche anterior. HabГa tirado de las mantas hasta dejarlas en el suelo, luego habГa ido a gatas hasta ellas para luego desenchufar las luces.
Una sombra masculina se deslizaba por el borde del colchГіn. Maddy chillГі e intentГі deshacerse de las sГЎbanas hasta que una mano cГЎlida le agarrГі el tobillo. La calidez del tacto la sorprendiГі pues de alguna manera, habГa imaginado que su tacto serГa gГ©lido. Los elfos no aparentan ser criaturas cГЎlidas o quizГЎ es que ella deseaba que no pareciera humano.
—Deshazte de las sábanas para llevarte conmigo bajo la cama —dijo—. Iremos a Svartalfheim. ¿No es eso lo que deseas?
—¡No! —¿Cómo es posible que una persona pudiera estar excitada y asustada al mismo tiempo? Creo que tengo serios problemas mentales a los que tengo que enfrentarme en cuanto amanezca.
—Quédate ahà entonces —dejó de agarrarla y continuó arrastrándose por debajo de las sábanas hasta que la figura de un hombre alto asomó a los pies de su cama. Giró la cabeza hacia ella y comenzó a meterse entre sus muslos. Ella lo miraba boquiabierta, sin poder dar crédito a lo que estaba sucediendo ante sus ojos. Asà y todo, juntó las piernas mientras la risa melódica del elfo resonaba por toda la habitación.
CapГtulo 4
—¿Vas a apagar la luz de una vez? —insistiГі el monstruo acariciГЎndole los muslos. Ella se estremeciГі de emociГіn antes de volver a separar las piernas. Maddy no estaba segura de hasta dГіnde le permitirГa llegar, pero sentГa demasiada curiosidad como para irse (y no precisamente porque pensara que podrГa raptarla y llevГЎrsela). La luz seguГa encendida y eso le daba ventaja.
—Yo... creo que no estГЎ bien—dijo con voz trГ©mula— ВїquГ© tienes pensado hacer? —mientras ella hablaba, Г©l dirigiГі sus manos hasta la cintura y muy despacio le bajГі el pantalГіn y las braguitas. En ese momento, ella deberГa sacarlo de una patada de la cama. Es lo que en realidad debГa hacer, pero... Вїy quГ© si no lo hacГa?
—Tu aroma lleva tentándome durante años.
—Eso es lo que me has dicho —el monstruo le habГa confesado que habГa estado con otras mujeres mientras la visitaba. TГpico varonil. DesviГі la mirada. Sin embargo, no le molestaba. Lo convertГa en un ser considerado al saber que aГєn no estaba preparada para dar el paso. Maddy no tenГa ni idea de lo que habГa cambiado, pero lo cierto es que ahora Г©l estaba en su cama y ella querГa experimentar quГ© podrГa suceder a continuaciГіn.
—El olor de la compañera siempre es más dulce que el de otras hembras y cuando la encontramos de este modo, nos quedamos para protegerla. Una vez el aroma cambia, a veces muy sutilmente, sabes que ya está lista para aceptarte. Que ya sabe cómo tratarte y esos cambios oscilan del interés a la lujuria. Entonces, ninguna otra mujer nos interesa a menos que seamos rechazamos y tengamos que esperar a que aparezca nuevamente una posible pareja —dicho esto se acercó y le acarició la cara interna del muslo—. Tan delicada. Tan agradable...
La cara y las manos parecГan las de un hombre. Puede que no se tratara de un monstruo, a pesar de ser un elfo oscuro con todo lo que eso conllevaba. Llevaba el pelo largo y notГі lo fino y sedoso que era cuando, al rozarle la piel, sintiГі un cosquilleo seductor. No poder verlo era una situaciГіn muy erГіtica. Algo prohibido. Maddy se estremeciГі y el elfo aspirГі su aliento.
—Tu cuerpo me invita a saborearlo. Mira qué humedad hay en esta parte sagrada de tu cuerpo.
Su respiraciГіn se volviГі superficial. ВїLo harГa? ВїY ella querГa que lo hiciera?
—Sà —susurró sin pensar.
El elfo tomГі su monosГlabo como una invitaciГіn y lamiГі su sexo, explorando con la lengua lo mГЎs escondido de su cuerpo. Se recostГі sobre la almohada y cerrГі los ojos. Dios mГo, el monstruo era real. QuerГa tener sexo con ella.
Y se lo iba a permitir.
Con la lengua iba formando cГrculos en el clГtoris que la hacГan jadear y abrirse de piernas. RebuscГі entre las mantas el mando a distancia. Como si el monstruo fuera consciente de lo que ella estaba haciendo, incrementГі su placer introduciГ©ndole un dedo en la vagina.
Los dedos de Maddy se agarraron al aparato de plГЎstico que sacГі bruscamente de debajo de las mantas. Escogiendo hГЎbilmente los botones apropiados, fue apagando una luz tras otra hasta quedar Гєnicamente una junto a la cama. PulsГі el Гєltimo botГіn y dejГі caer el mando a distancia en la mesilla de noche. Fue recompensada con unos movimientos de cadera cuando atrajo los muslos hacia Г©l, de forma que sus piernas quedaron enrolladas en su musculada espalda. Г‰l lamГa, mordisqueaba y chupaba cada parte de su cuerpo. Cuando el Г©xtasis se apoderГі totalmente de ella, emitiГі un grito de placer que la hizo temblar violentamente.
RetirГі las sГЎbanas y vislumbrГі una silueta en la oscuridad que se arrastraba por su cuerpo, buscando instalarse entre sus muslos. Estaba totalmente desnudo y su erecciГіn era mГЎs que evidente.
—Has apagado las luces por mà —dijo sorprendido.
—AsГ es —afirmГі, disfrutando de la pasiГіn que aГєn la invadГa.
—¿Quieres ser mГa?
Maddy iba a responder justo cuando recordГі la informaciГіn que habГa leГdo y se tomГі un respiro antes de hacerlo.
—¿Te refieres a culminar el acto aquà o a llevarme contigo?
—Lo que desees.
Le gustГі que no diera una respuesta directa.
—¿Me prometes que no me quedaré embarazada sin haber pasado por los ritos sagrados de tu reino?
—Lo juro —dijo acariciГЎndole la cadera—. Hasta que no te unas a mГ, no podrГЎs concebir un hijo.
—No estoy preparada para ser madre —confesГі aproximГЎndose a Г©l para acariciarlo. TenГa la mejilla cГЎlida y suave. Al apoyar la cara sobre la palma de su mano, pudo ver que tenГa las orejas puntiagudas. Aunque no alcanzaba a distinguir sus rasgos, pudo sentirlo. Era alto, delgado y fuerte. TenГa el pelo largo y orejas de elfo. No habГa notado nada de vello facial o corporal.
—¿CГіmo te llamas? —era lГіgico que quisiera saber su nombre, puesto que Г©l conocГa el suyo.
—No puedo decГrtelo —contestГі.
En aquella pГЎgina web habГa sido tan franco atendiendo a sus dudas. Sin embargo, ahora no daba respuesta a sus preguntas.
—¿Por qué no?
—Los elfos oscuros no pueden desvelar su nombre hasta pasados los ritos sagrados.
—¡Qué anticuado! —repuso Maddy —¿Cómo os llamáis entonces entre vosotros?
—¿No querГas un ser primitivo? —repuso alegremente—, pues ya lo tienes.
—Touché, elfo.
—Maddy —dijo con voz profunda—, contéstame. Deja que te demuestre que soy digno de ti.
Se sentГі sorprendida en la cama. Acto seguido, Г©l la imitГі, arrodillГЎndose enfrente de ella. Era una sombra hecha carne.
—¿De verdad que no podrás tener sexo conmigo si no te lo pido?
—SГ que podrГa... —replicó—, pero no sentirГa placer... Ah, y serГa mГЎs difГcil para mГ procrear. ВїLo pillas?
A Maddy no le gustaba la idea de ser vista como una mГЎquina de fabricar bebГ©s, pero Г©l le habГa afirmado que no podrГa quedarse embarazada a menos que pasara los ritos. AsГ que ese momento podrГa posponerse. QuizГЎ de forma indefinida. A lo mejor no era buen amante y decidГa descartarlo por completo. Si elegГa tener sexo con Г©l aquГ y ahora no la comprometГa y como Г©l mismo habГa dicho, solo serГa sexo placentero.
El elfo cogiГі su mano y le besГі los nudillos. Luego la guio hasta su sexo erecto y lo sostuvo rodeГЎndolo con la palma de su mano. Г‰l lanzГі un gemido y ella tragГі saliva. No creГa que el grosor del miembro fuera un problema, a pesar de ser impresionante, pero sГ que dudГі sobre el tamaГ±o. ВїQuГ© pasarГa si era demasiado grande? DejГі que moviera su mano de arriba a abajo, de la base al glande una y otra vez. TenГa un sexo grande, pero no era monstruoso. Y tampoco parecГa que tuviera tentГЎculos ocultos o apГ©ndices de ningГєn tipo. Gracias a Dios.
Maddy se echГі sobre Г©l, rodeГЎndole la nuca con la mano que le quedaba libre. TenГa que besarle. No serГa capaz de tomar una decisiГіn sin saber si besaba bien. Se dio cuenta enseguida de lo que ella pretendГa y se abandonГі a sus labios con furia desmedida. DejГі de acariciarlo para enredar ambas manos en su pelo, mientras se acercaba hasta ponerse a horcajadas en sus rodillas. Г‰l fue besando lentamente sus caderas hasta llegar a su sexo. La atrajo hacia Г©l y se colocГі de forma que la punta de su miembro chocara con la entrada de su vagina, lo cual hizo que le suplicara. No recordaba haber sentido nunca tal necesidad de ser poseГda con tanta antelaciГіn.
Mientras Г©l le mordisqueaba los labios, Maddy sintiГі cГіmo unos caninos afilados le rozaban ligeramente la piel. No eran como los de un vampiro, pero sГ mucho mГЎs largos que los de un humano normal. Era un monstruo y a la vez no. Era un hombre, pero... no se parecГa a ninguno que hubiera conocido antes. DeberГa tenerle miedo porque representaba a lo desconocido, pero no era asГ. El elfo la querГa solo para Г©l. QuerГa poseerla. PreГ±arla. Raptarla como Hades habГa hecho con PersГ©fone.
—Muéstrame qué se siente siendo tuya —le susurró pegada a sus labios. Rozó su piel con las comisuras de los labios mientras la penetraba. Jadeó de placer.
—Esto, fuera —dijo el elfo a la vez que le quitaba la camiseta y la tiraba—. SГ, perfecta. Eres perfecta —dirigiГі sus manos hacia los pechos y los acariciГі. Luego la fue besando: primero la mejilla, despuГ©s el cuello, para ir bajando hasta el pecho. Finalmente, se agarrГі a su pecho izquierdo y comenzГі a moverse dentro de ella.
En un movimiento tan tenue que casi no se notaba, el elfo la empujГі contra la almohada, las manos apoyadas sobre la cama, y acelerГі el ritmo. Ella jadeaba, le agarraba la cabeza y se la acercaba a los pechos, enrollando las piernas alrededor de su cintura.
ВїCГіmo es que le estaba sucediendo esto? Ella era una mujer normal. No tenГa nada de especial. Sin embargo, un elfo oscuro la habГa elegido (o quizГЎ habГa sido el destino). Era todo tan... increГble. Cada movimiento la ponГa al borde de un nuevo orgasmo. Г‰l se incorporГі y le puso las manos entre las suyas, elevando los brazos sobre la cabeza mientras aminoraba el ritmo de sus embestidas. Cada movimiento tocaba su fibra nerviosa; la hacГa ver chispas y hacГa que asomaran lГЎgrimas a los ojos. Se sentГa tan bien, era demasiado para poder tenerlo bajo control. Lo mГЎs probable es que se desgarrara de placer cuando sintiera el orgasmo.
SacГі su miembro y ella protestГі, pero luego le dio la vuelta y atrajo sus caderas contra las suyas hasta ponerse de rodillas por detrГЎs de ella. La penetrГі muy despacio, acto tremendamente sensual. Al penetrarla mucho mГЎs adentro que antes, gimiГі de placer. Antes de que ella pudiera imaginarse lo que iba a suceder a continuaciГіn, volviГі a ponerla frente a Г©l y entrГі en ella con rГЎpidas y fuertes embestidas. ApretГі las sГЎbanas y gritГі porque una oleada de placer atravesaba su cuerpo. Pero Г©l aГєn no habГa terminado. Mantuvo el ritmo hasta hacerla gemir y estremecer de liberaciГіn. Cuando pensaba que ya no podrГa pasar nada mГЎs, Г©l se puso tenso y notГі como expulsaba su semen caliente dentro de ella.
Eso fue lo Гєltimo que recordaba antes de que todo se volviera oscuridad.
Maddy no estaba segura de cuГЎnto tiempo habГa estado durmiendo, pero cuando se despertГі tenГa la sensaciГіn de que era una gelatina caliente. TambiГ©n notГі que alguien le estaba acariciando la cadera y el muslo. AbriГі los ojos y efectivamente, alguien estaba haciendo justo eso.
La habitaciГіn seguГa envuelta en oscuridad y el reloj parecГa marcar las cinco y cuarto de la maГ±ana. TenГa que levantarse y prepararse para ir al trabajo. Pero, ВїpodrГa ponerse en pie? GirГі la cabeza y su elfo en la sombra se inclinГі para darle un beso, metiГ©ndole la lengua en la boca para unirla a la suya y danzar juntas. DespuГ©s, le introdujo dos dedos en la vagina. Maddy gimiГі y se moviГі al compГЎs de la mano.
—¿Has visto que tu cuerpo se despierta hambriento de mГ? —susurrГі pegada a sus labios—. ВїAlguna vez habГas sentido esto por alguien? —y acto seguido retirГі rГЎpidamente los dedos, le levantГі la pierna y la penetrГі. Trazaba cГrculos con los dedos alrededor del clГtoris a la vez que la embestГa suavemente—. Dime que me cambiarГЎs por una vida mediocre y me volverГ© a Svartalfheim para no regresar jamГЎs. PodrГas conservar esta noche en tu recuerdo, como un secreto, si asГ lo deseas.
En lo mГЎs remoto de su mente se decГa a sГ misma que no debГa hacer promesas mientras el placer estuviera en medio. En lugar de contestar, gimiГі cuando le retirГі el pelo de la nuca para besГЎrsela y pellizcГЎrsela. Ni siquiera sabГa su nombre.
AumentГі el ritmo, frotando el clГtoris con firmeza y cada vez mГЎs fuerte al compГЎs de sus movimientos.
—Dime que te vendrГЎs conmigo. Podemos estar haciendo esto durante dГas sin cesar. Abandona tu mundo. Vente al mГo.
Le empezaron a temblar las piernas. Ella estaba tan cerca.
—Dilo, Maddy —insistГa con sensualidad en su oГdo. Su cuerpo estaba rГgido, a punto de correrse y tan en sincronГa con el suyo.
No deberГa, la verdad es que no deberГa decir nada.
Finalmente empezГі a hacer movimientos rГЎpidos dentro de ella, presionando el clГtoris con la palma de su mano. AsГ estuvo un rato. Era tan posesivo, pero otra vez la habГa puesto al lГmite.
—¿Quieres llevarme contigo? ВЎHazlo! —clamГі invadida por el Г©xtasis. No estaba segura de si lo habГa dicho en serio o como resultado de sentirse bendecida. Lo cierto es que, en ese momento, no le importГі. El placer la invadГa. Dios, su cuerpo estaba vivo, caliente y pleno de satisfacciГіn.
Entonces, con la misma rapidez del orgasmo, el elfo oscuro saliГі de ella y la rodeГі con sus brazos. Se sentГa tan extasiada, que ni siquiera tuvo tiempo de pensar o de plantearse las consecuencias antes de que Г©l saltara al suelo, abandonГЎndola para deslizarse debajo de la cama, desapareciendo asГ ante sus ojos en la oscuridad. Cuando hubo recobrado la consciencia, el elfo sacГі las manos y tirГі de sus tobillos, arrastrГЎndola tambiГ©n debajo de la cama hasta Svartalfheim con Г©l.
VOLUMEN II
EL
MONSTRUO
EN EL
ARMARIO
CapГtulo 1
—¡Llego tarde! —exclamГі Phoebe mirando la pantalla de su telГ©fono. HabГa pensado que podrГa maquillarse sola, pero se habГa equivocado. HabГa tenido que limpiar todo el maquillaje tres veces y volver a empezar. Un simple tutorial en internet no era suficiente para aprender. En su lugar, terminГі aplicГЎndose una sombra de ojos sencilla en color dorado y mГЎscara de pestaГ±as, prescindiendo del delineador de ojos. Algunas mujeres tienen el don del maquillaje, pero su Гєnico talento era pifiarla. Ahora llegaba tarde a su fiesta preferida del aГ±o, una de las pocas a las que habГa asistido.
Cada noche de Halloween, su antigua hermandad organizaba una fiesta de disfraces temГЎtica sobre los cuentos de hadas y a ella la habГan invitado en calidad de antigua alumna. Este aГ±o se centraba en La bella y la bestia, donde a las mujeres se les animaba a disfrazarse de princesa y a los hombres de monstruo. Naturalmente, cada uno podГa llevar el disfraz que quisiera, pero la mayorГa de los asistentes solГa respetar la temГЎtica. Phoebe llevaba semanas deseando que llegase este dГa. No obstante, su novio, con el que llevaba saliendo tres meses, no estaba tan convencido de querer ir. Adam odiaba los disfraces, entre otras muchas cosas mГЎs.
Por ejemplo, odiaba que no fuera maquillada en pГєblico. Por eso habГa estado intentado con todas sus fuerzas maquillarse bien. No deberГa hacerlo, lo sabГa, pero ahГ estaba ella. Intentando complacer a un hombre al que, por norma general, no solГa gustarle nada. Suspirando, recogiГі los cosmГ©ticos del lavabo y los metiГі en el neceser. Luego, se apresurГі para terminar de vestirse en su dormitorio.
Se habГa puesto lencerГa sexy con la esperanza de que Adam quisiera disfrutar quitГЎndosela cuando volvieran a casa. Unas tangas de encaje de color crema, unas medias hasta el muslo con su liguero a juego y un top bandeau que se ataba a la espalda como un corsГ©. ParecГa sacada de un catГЎlogo. O de una pelГcula porno. ВЎEso iba a depender de cГіmo se presentara la fiesta!
TirГі de la enagua para darle forma a su vestido y se calzГі unos zapatos dorados de tacГіn con purpurina. Su vestido tenГa dos partes: una era blanca y la otra era una capa dorada que brillaba y resplandecГa con la luz. El pelo negro le caГa suelto sobre la espalda. Estaba deseando ver la cara que pondrГa Adam cuando la viera.
Phoebe le dio al interruptor de la luz del vestidor, saliГі y cuando empezГі a cerrar la puerta, se detuvo. En el fondo del vestidor percibiГі una silueta que destacaba entre la oscuridad. La habГa visto en un par de ocasiones desde que se habГa mudado a este apartamento unos meses atrГЎs. Si volvГa a encender la luz, no habГa nada y no tenГa ni idea de lo que provocaba que se produjera esa sombra. Se estremeciГі y cerrГі la puerta, comprobando despuГ©s que se quedaba bien cerrada. Esa maldita cosa lograba abrirla algunas veces y ella se estremecГa con solo pensar que algo pudiera estar observГЎndola.
—Es solo la mente que te juega malas pasadas —murmurГі mientras cogГa su bolso y su mГіvil.
Le enviГі un mensaje a Adam para recordarle que dejara de trabajar y fuera a la fiesta. El pobrecillo estaba mГЎs pendiente de las cuentas y finanzas de su empresa que de la diversiГіn.
ВїPero dГіnde diablos estaba Adam? Phoebe se ponГa de puntillas alternando de pie para intentar ver por encima de las cabezas de docenas de personas disfrazadas. Los zapatos que llevaba se veГan divinos en la tienda, pero no lucГan de la misma manera en sus pies. Ahora mismo matarГa por unas zapatillas de andar por casa. Adam aГєn no habГa llegado y ella se estaba aburriendo de tanta socializaciГіn. Le dolГan los pies y ademГЎs se habГa puesto toda esa lencerГa sexy porque pensaba que tendrГa algo de acciГіn esa noche vestida de princesa, pero al parecer no serГa asГ.
LanzГі un suspiro y se dirigiГі a una de las habitaciones de la segunda planta, que hacГa las veces de guardarropa, para estar un rato a solas. CerrГі la puerta y se dirigiГі tranquilamente hacia la cama para sentarse. Una vez allГ, sacГі el mГіvil de su bolso. Una vez la presiГіn hubo abandonado sus pies, lanzГі un clamor de satisfacciГіn. No obstante, Phoebe no se atreviГі a quitarse los zapatos. Volver a ponГ©rselos despuГ©s serГa diez veces peor. En su lugar, llamГі a Adam, pero saltГі el contestador automГЎtico de inmediato.
—¿DГіnde estГЎs? —fue todo lo que dijo antes de colgar. Luego comprobГі los mensajes y vio con estupefacciГіn que no habГa recibido ninguno.
Le llegГі el chirrido de una puerta por su lado derecho y lanzГі un grito. El armario se abriГі y ella se quedГі mirando, tratando de averiguar si habГa alguien allГ. ВїAcaso habГa pillado a alguien intimando o, lo que es peor, robando las carteras que se habГan dejado en los bolsillos de los abrigos?
Cuando la calefacciГіn se activГі, se rio de sГ misma. Eran solo los ruidos propios de una casa vieja. No habГa ningГєn monstruo acechando ni en este armario ni en el de su apartamento. Los monstruos no existГan. SintiГ©ndose estГєpida, Phoebe se recuperГі y saliГі de la habitaciГіn. Era agradable estar sola y tener tiempo para una misma, pero no iba a continuar fingiendo que estaba feliz cuando no tenГa ni idea de si Adam pensaba aparecer en la fiesta. Definitivamente, ese rechazo habГa terminado por arruinarle la velada.
ВїPor quГ© no era capaz de encontrar a alguien que la apreciara? ВїQue quisiera acompaГ±arla a sitios y hacer cosas con ella? ВїQue contestara a sus llamadas? No era demasiado pedir que la quisieran, que la desearan. Tener la sensaciГіn de que el mundo de alguien no estarГa completo sin ella a su lado.
A Phoebe se le llenaron los ojos de lГЎgrimas, recogiГі su abrigo y se dirigiГі a las escaleras rumbo a la puerta principal. Se despidiГі rГЎpidamente y se fue directamente hasta su coche. Una vez dentro, dejГі que las lГЎgrimas que se habГa estado aguantando fluyeran libremente y le enviГі un mensaje de texto a Adam. En Г©l ponГa punto y final a toda esta mierda. Ahora le tocaba vivir solamente para ella. Si no la querГa, quГ© hacГa esperando a que cambiara de idea. Todo se habГa terminado entre ellos. TenГa la esperanza de que se volviera loco cuando leyera el mensaje.
Cuando levantГі la cabeza, una sombra en movimiento entre los ГЎrboles por el lateral derecho del coche captГі su atenciГіn. Entonces gritГі. Un animal grande estaba de pie, en medio de las sombras, oscureciendo toda la vista. TenГa la forma de un ciervo y casi pudo apreciar sus astas. Ser salvaje y no preocuparse por nada mГЎs que lo que la naturaleza quiera. Phoebe arrancГі el motor. Las luces iluminaron el ГЎrea en donde el ciervo habГa estado.
No quedaba rastro alguno.
CapГtulo 2
Hombres. ВїQuiГ©n los necesitaba? Phoebe entrГі en su apartamento y cerrГі dando un portazo. Nada mГЎs gratificante que vivir en la planta baja, en especial cuando su noche habГa sido un autГ©ntico desastre. Lo primero que harГa serГa cambiarse de ropa. Luego darse una ducha y comerse un cuarto de helado. Aunque quizГЎs no hiciera las cosas en ese orden. Se quitГі todo el maquillaje de la cara. En dos ocasiones tuvo que controlarse para no llorar tanto que la mГЎscara de pestaГ±as le quemaba en los ojos.
Phoebe sorbiГі por la nariz y se dirigiГі por el pequeГ±o pasillo hasta el cuarto de baГ±o para terminar de limpiar lo que quedaba de maquillaje. Vio su reflejo en el espejo y empezГі a llorar con intensidad. Todo el esfuerzo que habГa hecho por lucir guapa para ese estГєpido y ni siquiera habГa aparecido en la fiesta. La habГa dejado plantada. No le hizo ni una llamada para darle alguna explicaciГіn. Ni tan siquiera una excusa de mierda. ВїLe estaba siendo infiel o es que simplemente habГa dejado de desearla? En realidad, siempre habГa intentado mejorarla. CГіrtate el pelo. No te comas esa galleta o te pondrГЎs gorda. DeberГas maquillarte mГЎs a menudo. BlanquГ©ate los dientes. ВїHas pensado en hacerte un aumento de pecho? Phoebe se abrazГі y luchГі contra un nuevo mar de lГЎgrimas. Adam no la merecГa.
SintiГі frГo al escuchar el ruido de pisadas que venГan del otro lado de la pared, entre el cuarto de baГ±o y el dormitorio.
—¿Adam? —se girГі, sonГЎndose la nariz con un paГ±uelo de papel que tirГі en la papelera—. ВїEres tГє? —a lo mejor habГa venido para darle una sorpresa (y, de paso, para que lo echara de su apartamento). ImbГ©cil.
AtravesГі el salГіn hasta llegar a su dormitorio donde le dio al interruptor de la luz. Phoebe echГі un vistazo.
—¿Adam? —la habitaciГіn estaba vacГa y la puerta del armario estaba abierta de par en par, a pesar de que estaba segura de que la habГa cerrado justo antes de ir a la fiesta. Sin pensarlo dos veces, se fue corriendo al salГіn y cogiГі su telГ©fono y las llaves. No se detuvo en cerrar con llave, sino que se fue directa al coche. Una vez dentro, cerrГі la puerta y llamГі a la policГa.
No la creyeron. No habГa signos de que la entrada hubiera sido forzada y tampoco habГan robado nada, asГ que aseguraron que si alguien habГa entrado en la casa y abierto el armario era porque tenГa llave. Phoebe habГa escuchado ruidos de pisadas, pero no podГa probarlo. Una agente advirtiГі que su cara presentaba signos de haber estado llorando, por lo que le preguntГі si habГa vivido alguna experiencia traumГЎtica. Ella le hablГі de Adam, que no habГa ido a la fiesta, con lo que habГa roto con Г©l. Obviamente, la conclusiГіn fue que Adam habГa intentado asustarla. La agente propuso a Phoebe que pasara la noche en casa de alguna amiga y que cambiara la cerradura al dГa siguiente.
Sabio consejo si es eso lo que habГa sucedido. Ella descubrirГa si habГa sido Adam. Este no tenГa problema alguno en gritarle cuando algo no le gustaba. Si le importaba que hubiera terminado con Г©l mediante un mensaje de texto, tendrГa noticias suyas. No perderГa el tiempo deambulando sigilosamente por el apartamento solo por diversiГіn.
Derrotada, Phoebe volviГі a su apartamento, se quitГі los zapatos y se metiГі en el dormitorio. Lo Гєnico que deseaba era dormir. EchГі un vistazo a su mГіvil cuando lo puso a cargar y vio que tenГa un mensaje de Adam. PulsГі en la bandeja de entrada para leerlo y la tristeza le desgarrГі el corazГіn. No se habГa dignado a discutir sobre la ruptura. Ni siquiera habГa tratado de razonar con ella. HabГa escrito un simple В«OkВ». Гљnicamente dos letras para indicar que estaba de acuerdo, ni siquiera habГa escrito las palabras enteras. Adam habГa economizado hasta para terminar su relaciГіn.
Sin importarle las luces, comenzГі a quitarse la ropa. El top del vestido le costГі un poco —mГЎs de lo que habГa invertido en ponГ©rselo—, pero lo consiguiГі. Luego lo lanzГі con rabia al cesto de la ropa sucia que estaba en la esquina. DespuГ©s de quitarse la falda se quedГі en ropa interior, una lencerГa que se habГa puesto para nada.
—DeberГa salir y acostarme con el primer desconocido que me encuentre para fastidiarte, Adam. ВЎCapullo!
Se desabrochГі el collar y se lo quitГі. Seguidamente, los pendientes. ColocГі ambos sobre la cГіmoda, junto a su monedero.
—Soy un desastre y al parecer no soy lo suficientemente atractiva para retener a un hombre a mi lado. ВїQuiГ©n me va a querer a mГ? —su sombra frunciГі el ceГ±o o eso parecГa si se hubieran distinguido sus rasgos en la oscuridad. Se notaba que la puerta del armario estaba abierta —¿y tГє? —preguntГі en tono acosador mirГЎndola —¿por quГ© no te quedas cerrada?
—Porque entonces no podrГa verte. Voy a dejarte claro que te quiero y que aceptarГa de buen grado tu oferta.
Se quedГі mirando boquiabierta al espejo, sin estar segura de si lo que habГan escuchado sus oГdos era real o producto de su imaginaciГіn. Se suponГa que no deberГa haber respuesta a sus preguntas. Para empezar, su monГіlogo le servГa tan solo para expulsar su frustraciГіn. Era perfectamente normal, incluso un poco tonto. Sin embargo, la voz masculina que ella habГa escuchado no era normal. De hecho, si la policГa habГa revisado cada centГmetro de su apartamento y no habГa sido capaz de encontrar nada extraГ±o, no deberГa haber ningГєn hombre allГ.
Los pensamientos lГіgicos suenan perfectamente razonables. Pero, es que hay alguien en mi armario...
Se girГі para mirar hacia el lugar de donde habГa salido la voz del hombre. Quienquiera que fuese tenГa una voz profunda y ronca con un extraГ±o acento. Era extranjero, sin lugar a dudas.
—¿QuiГ©n anda ahГ? —se estirГі hasta el interruptor de la luz que estaba junto a la cГіmoda y lo accionГі. No vio a nadie, pero una parte del armario estaba fuera de su ГЎngulo de visiГіn. Phoebe buscГі un arma y cogiГі un florero con rosas rojas. No servirГa de mucho, puesto que eran de plГЎstico, pero si se las arrojaba al atacante le darГa ventaja para empezar a correr y asГ poder escapar.
—Te lo advierto...
Se dirigiГі sigilosamente hasta el armario, sin saber lo que podrГa encontrar. La puerta se abrГa hacia adentro, asГ que la empujГі con el pie hasta que la perilla tocГі en la pared. No habГa nadie allГ, a menos que estuviera escondido entre la ropa. EntrГі toqueteando toda la ropa. De repente, la puerta se cerrГі tras ella. Dio un grito, se le cayГі el florero, haciendo un ruido sordo en la alfombra al caer a sus pies. Phoebe levantГі el brazo en busca de la cuerda que encendГa la luz y tirГі de ella cuando la encontrГі. Nada sucediГі. VolviГі a repetir la operaciГіn, pero el resultado fue el mismo.
—¿Buscabas esto? —el hombre que estaba en el armario le cogiГі una mano y le puso algo en ella. La bombilla. HabГa desenroscado la bombilla y le habГa tendido una trampa para que entrara. ВїPero dГіnde se habГa escondido?
—¿Qué qué es lo que quieres? —preguntó Phoebe en su lugar.
Este dio vueltas a su alrededor como si fuera un depredador felino a punto de saltar sobre su presa. Ella no alcanzaba a ver nada, pero el calor que desprendГa su cuerpo lo delataba. Fue la falta de respuesta lo que le causГі mГЎs miedo que el saber lo que iba a pasar. Finalmente, este contestГі.
—¿Sigues queriendo acostarte con un desconocido para fastidiar a ese idiota que no te ha merecido nunca? —le pasГі un nudillo por la mejilla, hecho que la hizo estremecer —el mismo que te ha hecho llorar... si tГє quisieras, podrГa mandar a uno de mis mejores hombres para que le hicieran daГ±o. ВїTe apetecerГa tener sus partes de trofeo? Podemos llegar a un acuerdo.
ВїPero de quГ© hablaba? ВїAcaso estaba ofreciГ©ndose para castrar a Adam?
—Por mucho que se lo merezca, no soy partidaria de la violencia —se puso recta y entonces pudo advertir que este hombre superaba su metro ochenta.
—Una pena —replicó justo detrás de ella. De repente, se encontraba apoyada contra un pecho musculado—. En cuanto a lo que dijiste antes...
ВїEs que pensaba que se podГa esconder en su armario y poseerla por una tonterГa que habГa dicho anteriormente? ВЎJa!
—EscГєcheme, caballero. No tengo ni idea de quiГ©n es usted o cГіmo ha llegado hasta aquГ, pero no harГ© nada con usted. La policГa estГЎ afuera. Todo lo que tengo que hacer es gritar—. De alguna forma, tenГa la sensaciГіn de que Г©l no querГa forzarla. Si lo que buscaba era hacerle daГ±o, ya lo hubiera hecho. El hecho es que no se explicaba por quГ© lo presentГa.
—Los hombres que has llamado para que me busquen hace tiempo que se han marchado. No debes tener miedo de mГ. No te harГ© daГ±o —la habГa rodeado con sus brazos sin hacerle daГ±o. ВїLa estaba... abrazando? —cuando follemos, querrГЎs ser mГa. Ya has hecho esa oferta sin pensarlo, y si yo no fuera una buena persona, podrГa haberla aceptado de inmediato —dicho esto, la liberГі.
Phoebe se dio la vuelta para mirarlo a la cara y volviГі a darle la espalda. La puerta habГa dado en la pared cuando se abriГі por completo.
—Estás delirando si crees que vamos a estar... follando, tan alegremente como lo describes.
El hombre rio y por la calidez de su cuerpo, Phoebe advirtiГі que se habГa acercado. Le retirГі el pelo de la cara y le dijo:
—Supongo que quieres marcharte. ВїMe equivoco?—no hubo respuesta. Lo que querГa era que Г©l se fuese. Era su armario, joder—. Te he hecho una pregunta. ВїQuieres marcharte?
Este tipo era raro como el demonio.
—SГ, asГ es. ВїPor quГ© insistes? —el ambiente se enfriГі, pero tenГa asuntos mГЎs importantes de los que preocuparse que la calefacciГіn.
—Me alegra saberlo —siguiГі el hombre avanzando un paso. Phoebe se girГі, pero no podrГa avanzar mucho puesto que la pared estaba cerca. ВЎA no ser que se alejara de Г©l! Dio un paso, dos, luego tres. La pared habГa desaparecido y eso terminГі por atemorizarla. Dio un grito aterrador antes de intentar escapar de allГ, hacia donde se suponГa que estaba la puerta del armario. Pero el hombre se inclinГі, la cargГі sobre los hombros y avanzГі justo hacia donde la habГa estado acorralando.
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